Análisis de la Dinámica Criminal

formato de perfil criminal
La interacción entre el agresor y la víctima durante la comisión del delito nos puede proporcionar información importante acerca del criminal

La interacción entre el agresor y la víctima durante la comisión del delito (dinámica criminal) nos puede proporcionar información importante acerca del criminal. Será muy importante pues, que las víctimas sean entrevistadas extensamente con el objetivo de recoger todos los detalles posibles sobre las acciones llevadas a cabo por el agresor.

En un delito como la violación, por ejemplo, existen muchas diferencias entre violadores, tanto en las características de los violadores como en las conductas de interacción con la víctima durante la comisión del crimen.

Por ejemplo: algunos violadores hacen cumplidos a la víctima, o se disculpan después del crimen, manifestando incluso un comportamiento galante. Otros tienen una actitud agresiva, amenazante o demandante. Algunos utilizan poca fuerza física o la imprescindible, otros son violentos si la víctima se resiste, utilizando la fuerza para mantener el control, y otros actúan violentamente incluso sin resistencia por parte de ésta. Mientras que algunos violadores intentan implicar a la víctima buscando su participación física o verbal (obligándola a que ejecute ciertos actos o a que pronuncie determinadas frases), otros tienen una actitud totalmente impersonal.

Estas diferencias en la dinámica criminal (interacción entre víctima y agresor) reflejarán diferencias en cuanto a las características psicosociales de éste.

Es probable que aquellos violadores que llevan a cabo conductas destinadas a crear una “pseudorelación” de intimidad con la víctima tengan un historial de relaciones fracasadas con mujeres. Por el contrario, cuando el violador ejecuta una amplia variedad de actividades sexuales, esto sugiere una amplia experiencia a nivel sexual, con lo que podemos afirmar que este estará casado o tendrá, o habrá tenido, pareja estable.

Si el agresor amenaza a la víctima con no denunciar la violación, o le dice que sabe donde vive, le quita el DNI, etc. todas estas conductas sugieren un estilo de vida criminal bien establecido.

Roles asignados a la Víctima por el Criminal

  • como un objeto: la víctima es poco más que un objeto con lo que el agresor puede hacer lo que quiera y será utilizada y controlada mediante amenazas. Las víctimas suelen ser víctimas de oportunidad, de riesgo alto, no especificas.
  • como un vehículo: para la satisfacción de sus deseos y necesidades emocionales, generalmente con una extrema violencia y abuso. El abordaje a la víctima puede ser inicialmente abierto y no amenazante. Busca víctimas mas específicas y en lugares seguros para cometer el crimen.
  • como una persona: con intentos para crear una “pseudorelación”, el agresor trata a la víctima como una persona. El agresor puede ser alguien conocido de la víctima, y es probable que tenga un historial criminal detrás.
victimologia
Los roles que el criminal asigna a la víctima nos da información sobre éste

Componentes de la Conducta del Criminal

“Modus operandi” (M.O.)

El «Modus Operandi» es el método utilizado por el criminal para cometer el crimen con éxito; incluiría todas aquellas conductas necesarias para conseguir una víctima y cometer el crimen sin ser identificado o capturado.

elementos de la perfilacion criminal

Puede ser bastante simple o muy complejo y sofisticado; refleja la experiencia, motivación e inteligencia del agresor.

El M.O. puede variar en función de variables situacionales, por ejemplo, la interrupción imprevista de otra persona, la resistencia de la víctima, etc. y a medida que el delincuente gana en experiencia y seguridad.

En crímenes sexuales en serie, el M.O. evoluciona rápidamente y puede presentar cambios significativos en sólo algunas semanas o meses.

Sin embargo, no todas las conductas del M.O. son susceptibles al cambio; si una conducta determinada ha funcionado bien en crímenes pasados, es altamente probable que ésta se repita en futuros crímenes

Conductas rituales

Las conductas rituales durante la ejecución del crimen proceden de la psicología interna del agresor (de sus motivaciones para cometer el crimen y de sus fantasías sexuales), en oposición a aquellas conductas que tienen su origen en factores externos situacionales. Se trata de conductas simbólicas, sin utilidad práctica, altamente individualizadas e innecesarias para conseguir el éxito en la comisión del crimen. Sin embargo, son conductas muy importantes en la expresión de la motivación primaria del criminal.

como hacer una perfilacion criminal

En una serie de crímenes, las conductas rituales pueden verse interrumpidas o modificadas debido a diversos factores (tiempo disponible, estado de ánimo del criminal, circunstancias externas, etc.), y pueden evolucionar (las fantasías sexuales pueden refinarse y pueden añadirse aspectos activadores procedentes de una agresión anterior).

Por ejemplo, un violador que empieza violando sin un uso excesivo de fuerza física puede incrementar la violencia en posteriores agresiones al percatarse que esto aumenta su activación sexual.

Puede suceder que no todos los aspectos del ritual estén presentes en cada crimen de un mismo autor y es posible que algunos aspectos del ritual sean conocidos sólo por el criminal. La importancia de seleccionar a un tipo específico de víctima, por ejemplo, puede ser sólo conocido por los investigadores después de la captura del criminal y su confesión.

Es posible que no aparezcan conductas rituales en aquellos agresores sexuales impulsivos, que actúan con poca o nula planificación, y en los cuales la fantasía juega un pequeño papel en la comisión de sus crímenes.

En cambio, en aquellos agresores sexuales altamente ritualistas, pueden identificarse cinco componentes comunes en sus fantasías:

   – componente relacional: hace referencia a la relación que el agresor percibe entre él mismo y la víctima. Este componente pone en evidencia la motivación subyacente (pongamos, por ejemplo, el caso de un criminal que secuestra a una víctima durante días, la encadena, la viola, la fotografía y la graba en video antes de asesinarla, quedándose su ropa. En este caso, la relación entre el criminal y la víctima sería la de amo-esclava. En cambio, un violador se comporta con la víctima de forma galante, diciéndole que no quiere hacerle ningún daño, haciéndole cumplidos, besándola y acariciándola. En este caso, la fantasía relacional del violador seria de tipo novio-novia o marido-esposa).

   – componente parafílico: la conducta ritual del criminal permite apreciar qué parafilias presenta (en el primer ejemplo anterior, el criminal presenta sadismo, “voyeurismo” y fetichismo).

   – componente demográfico: las víctimas pueden ser seleccionadas en base a sus características demográficas, de forma más o menos específica (por ejemplo, la víctima preferida puede ser una mujer estudiante entre 18 y 22 años, delgada, con el pelo rubio, etc.).

   – componente situacional: durante el crimen, el agresor puede intentar recrear una situación a partir de sus fantasías. Este componente también es muy importante para detectar la motivación subyacente al crimen (en el primer ejemplo, el asesino intenta recrear una situación de cautividad, una fantasía habitual en sádicos sexuales. En cambio, en el segundo ejemplo, el violador tiene una fantasía no violenta, la de tener un encuentro romántico).

   – componente autoperceptivo: hace referencia a la percepción que tiene el criminal de sí mismo durante la ejecución de las conductas rituales, no a la autopercepción del criminal en su vida diaria (en el caso del asesino sádico, éste se percibe a sí mismo como Dios, con poder sobre la vida y la muerte de otra persona. En el caso del violador, éste se percibe a sí mismo como la pareja o el amante de la víctima).

Firma

La firma son elementos de la conducta del criminal más personalizados que el M.O. que, frecuentemente, van más allá de aquellas necesarias para la ejecución del delito y que satisface profundas necesidades emocionales y psicológicas.

formato de perfil criminal

La firma puede incluir aspectos conjuntos del M.O. y del ritual.

La firma es más importante que el M.O para vincular crímenes y para la generación del perfil criminal, pues el M.O puede evolucionar con el paso del tiempo y confundir a los investigadores; en cambio, la firma es única y personalizada, atribuible a un solo individuo.

Después de un crimen exitoso, la firma del criminal siempre debería estar presente.

El proceso de vincular crímenes consiste en analizar y clasificar las diferentes conductas de cada crimen como M.O. o como conductas rituales y, a continuación, determinar si existe una firma (es decir, una única combinación de conductas) que permita relacionar los diferentes crímenes y deducir que han sido cometidos por la misma persona.

En ocasiones, el concepto de firma del criminal se utiliza en los tribunales de justicia para vincular crímenes y argumentar ante el tribunal que dos o más crímenes fueron cometidos por el mismo autor, dadas las características únicas de estos.

Además de recabar información sobre la Dinámica Criminal, también es necesario recabar otros tipos de información (haz click en los enlaces):

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